El flamenco es un arte y pertenece a los artistas. Lo demás, es un exudado de su propia condición.

martes, 23 de abril de 2013

LOS SILENCIOS


COPLAS DE LOS SILENCIOS

I
Hay silencios fulminantes
que duelen como pellizcos;
hay quien calla noblemente
y quien calla para herirnos.

Los silencios se agradecen
a quien se propone oírnos.

II
Silencios de madrugada,
proverbiales, conocidos,
medios tonos del paisaje,
creados para partirlos.

Sin son silencios de muerte,
en el dolor tienen sitio.

III
Algo pasa cuando palman
antes de haber florecido
en los peñascos del alma
o en la pared de un abismo.

Los silencios no son flores,
son disparos sin sonido.

IV

Consuelo, suave vino, milagro bienhallado,
marcas que se desean, un duelo sin padrinos,
taciturnos hachones que encienden lo callado.
Difícil creer que la ternura se ha fingido
cuando son los silencios  cuchillos afilados.


domingo, 14 de abril de 2013

OLOR DE LAS COCINAS



Olor de las cocinas
de aquellos patios,
se agitan las perolas
con los garbanzos.
La humilde yerbabuena
que honra el puchero,
tributa los sudores
del jornalero.

Con la maja mi madre,
sobre el mortero,
destila los sabores
que yo venero.
Y se escucha el revuelo
de los chiquillos
cuando llega a la mesa
con el lebrillo.

Cocido de habichuelas
y calabaza,
lo más barato, niña,
que hay en la plaza.
Puerta que da a Castilla,
con quince abriles,
pregonaba Mercedes
sus perejiles.

Escurre borbotones
la cocinera,
remueve los frijones
la espumadera.
Metáfora del viento,
qué buen potaje,
rellena los vacios
del costillaje.

Picadillo de noche,
con su caballa,
babucha y cantinela
del come y calla.
Te llegó la visita
de los cabales
que beben y que comen
como chacales.


Dale al  soplillo, linda chiquilla,
aviva los carbones de tus mejillas.

José Luis Tirado Fernández

martes, 9 de abril de 2013

ABC


ABC

En el principio fueron los cristales
y la humedad del patio si llovía:
oscuras tardes de melancolía,
pueril sonrisa entre los marginales.

Lectura al sol que en sus dominicales
la esponja del -yo niño- recogía
como hábito cordial. Su compañía,
más allá de los usos comerciales.

Crucigrama de Cova, turco, lima
y pan con chocolate en la plazuela,
lienzo de la memoria que lastima

la broma del catorce en la quiniela.
Feliz contraportada que sublima
una a una cada letra y cada esquela.

domingo, 31 de marzo de 2013

¿QUÉ ES EL FLAMENCO?




                No hay una definición académica para contestar a la pregunta. Algunos   –muchos- han cometido la torpeza de intentar explicar con palabras, en frases contundentes, qué es el flamenco. Como yo me confieso incapaz de hacerlo, lo entrego a este video de Paco de Lucia, donde el maestro no sólo impone a la orquesta su sabiduría musical sino que ostenta el enorme trabajo de ensayo que hay detrás de toda gran interpretación.
                ¿Qué es flamenco? Cada giro no contemplado en el compás, cada semitono o cuarto de tono, cada nota mágica, cada adorno, cada ajuste, cada pulso no previsto por el maestro Rodrigo y que Paco añade para realzar la pieza , es decir, todo aquello que no aparece en el pentagrama.


LA RADIO


         Si los olores de ajonjolí y canela, antes de que se inventara el mantecado de chocolate, y el incienso y el azahar o los puestos de melones y sandias, o los humos de las castañas asás marcaban nuestras primeros fundamentos sobre los ciclos estacionales, también la duración de los días, las lluvias y sus épocas, nos enseñaron a distinguir fechas, el calor y el frio, diferentes sentimientos y distintas sensaciones  de temporada.
          La radio nos ofreció las primeras nociones sobre el paso del tiempo. Sabíamos que los lunes a la hora de almorzar, el tío pepe y su sobrino se batirían el cobre en Radio Sevilla comentando  los resultados que el día antes sus respectivos equipos habían obtenido sobre el césped. Claro que con el arte, la guasa y la sabiduría con la  que los siglos nos dotaron a los sevillanos.
          Sabíamos también que luego, llegarían las novelas que expropiaban la siesta a nuestras madres, Ama Rosa, obra de Guillermo Sautier Casaseca, el mismo autor de la posterior y más recordada por las generaciones vivas “Simplemente Maria”, folletines melodramáticos precursores de los culebrones de la televisión.
          Que de noche, Alberto Oliveras nos conmovía el alma con su programa “Ustedes son formidables”, programa solidario basado en otro francés y que en la riada de 1961 en Sevilla recaudó tres millones de pesetas, una cantidad más que considerables para la época, y que también fue vivida por los sevillanos a través del micrófono de Bobby Deglané, artífice de la “Operación Clavel”, que remedió tanta desgracia en nuestra ciudad
          Intuíamos la hora de comienzo de “Matilde, Perico y Periquín”, serie inolvidable en la que el argumento central giraba en torno a las travesuras de un niño, Periquín al que prestaba su voz Matilde Vilariño, cuyos padres estaban encarnados en la voz por Matilde Conesa y Pedro Pablo Ayuso, a cuya muerte -1971- dejó de emitirse.
          Y en tiempo cuaresmal, “Cruz de guía” de Radio Sevilla, o “Saeta” de Radio Vida, de Carlos Schlatter, y en el que colaboraba el fallecido José Manuel del Castillo -a quien tuve el gusto de conocer e incluso de hacerle una presentación en uno de sus pregones-, programas cíclicos que nos sumergían en un mundo amable, que hoy se ha masificado, cuyas riendas han tomado costaleros y músicos y donde todo se vende, que ha perdido el encanto, la discreción y la elegancia y se ha cargado de estridencias y excesos.

         Aquella vieja radio de madera, confidente de tantas cosas, amiga en tantas incertidumbres, que vencía a la soledad -telefunken barnizada que enmudecía cuando se iba la luz-, que tenía su trono en el mueble principal y alrededor de la cual se sentaba la familia, sucumbió a la basura que vomita la caja tonta, al descrédito de lo humano, a la sátira despiadada y al todo vale que se empeñan en que consumamos, y que tristemente han impuesto como tobera de escape donde verter nuestras ansiedades.
 

viernes, 29 de marzo de 2013

MARGOT


No es la música que agita los sentidos
ni el iris de la flor, ni su perfume,
no es la plata ennoblecida por los siglos
ni las viejas maderas  que silencian
su  amarga soledad en los crujidos.
*
No es el oro que recama el terciopelo
ni  la luna de este tiempo venturoso,
ni los humos que destila el pebetero,
ni el llanto de la madre por el hijo,
ni el colofón que espera el agorero.
*
No es el don que suplica al crucifijo
aquel que aún confía en su certeza
ni el beso fraternal, ni el regocijo
de quien fiel, mantiene la riqueza
poniendo la esperanza a plazo fijo.
*
No es la blonda que dibuja su bolillo
ni el oropel brillante en su pechera,
ni la fuerza de quien pone su morrillo
-anónima promesa del que espera-
para lucir su amor por el pasillo.
*
Es el tacto de la  mano que aun me guía,
la voz de su presencia, y el aliento
inseparable, aquel que descubría
la belleza en sus ojos y el intento
de hacer de su pasión  la pasión mía.
*
Después de conocer a tanto ciego
añoro más la luz que ya se ha ido,
emigra mi memoria hacia ese tiempo,
exhalación brutal que se ha escurrido
hacia otros infinitos y otros cielos.
*
Es su ausencia, su huella dolorida,
que pátina dejó, por su ternura;
pintó glorias en mi alma, está metida
en el espectro del reloj de mi amargura.
Y no marca el final, porque es mi vida.


José Luis Tirado Fernández


TEORÍA DE LA RAMPLA



            Filtra con la luz de sus rendijas esas nostalgias que usted acuna y cobija dentro de la talega del pasado, donde duermen memorias viejas y casi enmohecidas, creadas a la trama de juegos infantiles, de esperas vehementes y cercanas, de ingenuas excusas y de los primeros adobes que luego conformarían el zócalo que sustenta su querencia por lo nuestro. Sí, por lo suyo y por lo mío, usted ya sabe. Porque usted estuvo debajo, y conoció sus remaches, sus largueros, sus cuñas y sus maderos y algún que otro beso o arrumaco robados a su sombra. Allí sigue su tiempo.
            Usted vuelve, suspira, mira el envés de sus manos y advierte que el tiempo pasa. Mas, en esas fechas, ella planta su oscuro catafalco segura, solemne, y sin atender a pesadumbres personales y frívolas, sin otra pretensión que servir para lo que sirve, para soportar el peso de lo solemne y cobijar el vuelo de sus sueños. No desprecie nunca esa teoría; con ella, aprendió a distinguir lo que por allí sube… y lo que por allí baja, y también lo que se va quedando dentro, y lo que se deja fuera antes de subir, entrar y dejarnos atrapar por su absurda simetría.
            Allí aprendió usted a seguir el compás de las estaciones, de las luces y las sombras y de los modos del sitio, a entender el ámbito y fundirse en él, a formar parte del entramado y bendecir por siempre jamás esta soga que se le ha liado al cuerpo sin saber por dónde, ni por dónde no. La luna blanca entre las nubes; parece que se va, pero está quieta. Son las nubes las que corren. Recuerda la mano agarrando su manita para llevarle allí, a este arca de Noé del sevillano, que protege de las avenidas y con la que no puede el crono, y el dedo señalando a Zaqueo para que usted repare en su hachuela diminuta, o de noche la sangre del pecho del pelicano. Ese es usted, y no esto en lo que se ha convertido.
            Usted regresa, la toca, recibe una descarga de vacíos y silencios, y un rimero de preguntas le acucian sin que tenga respuesta clara –tantas respuestas- con la que detener esa andanada, retira la mano cuando nota el cosquilleo de una palma que acuchilla el aire o un sigiloso roce de pasos de alpargata, siente repeluco en la espalda y busca grandes razones para seguir viviendo como vive. Pretende huir y se retira velozmente, pero entonces siente la herida del amor y la hace suya, la mece y la protege, gira sus pasos, y vuelve usted a rescatarse. Aún es tiempo de cosechar el pasado.

martes, 26 de marzo de 2013

CANDELARIA




De los jardines en flor,
Virgen de la Candelaria,
legítima intermediaria
de la gracia del Señor,
que a legarnos su favor
entrega todo su empeño.
En el vergel abrileño
que ella alumbra cuando pasa
en ese regreso a casa
que confundo con un sueño
que tallara en mi  retina
el lujo de ese momento;
debe estar el firmamento
como uno lo imagina,
viendo su cara divina
eternamente a mi lado
y sentirme afortunado
por gozar de su ternura,
su cariño y su dulzura
sin un final señalado.
Los jardines de Murillo
son catedral esta noche,
porque custodian el broche
de la alhaja con más brillo;
purifica el peinecillo
de los tallos del romero
el vano de tu pollero
y embriaga tu camino,
pues no hay perfume más fino
que el que encierra ese joyero.
Ahora, porque es Martes Santo
sale la luna y se asoma
a disfrutar de este aroma,
don del espíritu santo
que alivia el sumiso llanto
de esta hermosísima rosa
que entre varales, airosa,
viene entre la multitud
y al Señor de la salud
siguiendo va, presurosa.
Al verte, sonrojo sienten
las estrellas y  luceros
y lloran los minuteros
cuando tu marcha presienten;
por mucho que se lamenten
han de sufrir tu partida
cuando te ven detenida
y en silencio los tambores,
delante de tantas flores
y en tu pena sumergida,
hasta el tiempo se convierte
en tu devoto entusiasta,
pues solo un momento basta
para empezar a quererte;
tus hijos gozan la suerte
de tu presencia diaria,
y al rezo de su plegaria
sus fieles ofrecimientos
le dan a los cuatro vientos
¡¡¡que eres tú su Candelaria.!!!

miércoles, 20 de marzo de 2013

PASO DE PALIO



         Despertó temprano aquel domingo. No acababa de amanecer, pero tampoco acababan de marcharse las tinieblas que envuelven nuestro sueño y amansan las inquietudes que el día va dejando a lo largo e su travesía. Casi clandestinamente, los rayos de Febo lograban alzarse con su victoria cotidiana y constante y le obligaron a levantarse, dispuesto a salir a pasear el perro y comprar el diario, como cada día de fiesta.
         Volvía del quiosco andando tranquilamente e intentando que el perro no tirara de la correa lo suficiente como para apartarlo del camino que le marcaba la apretura de la acera. Enfrente, en otra acera más ancha y cómoda, con farolas y alcorques enmarcados en adoquín,  pendían de los arboles las flores del naranjo, que inevitablemente, marcaban el tiempo de esa antesala de la Pasión, ese tiempo tan nuestro, ese tiempo en el que solemos comer, ayunar, orar y vivir de una manera diferente.
         Sintió, por fin, el sol en el cogote, o mejor, su calidez, mientras una bandada de pájaros atenuaba aquel brillo, y se cambió de manos el periódico y el ceñidor, en el preciso momento en que el animal alzaba la pata sobre un canalón, para aliviarse. Estaban muy cerca de la puerta de la iglesia y al pasar por delante, pudo ver salir de la misma un grupo de personas, y eso le extrañó, porque era demasiado temprano para misas o cualquier otra actividad eclesiástica, por lo que su extrañeza derivó en curiosidad y quiso satisfacerla. Aflojó el paso y al llegar a la puerta del templo se hizo el distraído y se paró para echar un vistazo; olía intensamente a cera, demasiado fuerte como para provenir de un altar o de un lucernario de promesas, un olor a cera excesivamente agudo, muy pasado. Se preguntó qué habían estado haciendo esas personas allí tan temprano, pero decidió seguir su camino y disponerse a desayunar y leer tranquilamente las noticias.
         A medida que iban saliendo, se despedían unos de otros; hasta la tarde, hasta mañana, hasta luego… el último tiró de la puerta y la dejó cerrada; tomaban caminos distintos y se perdieron dejando la calle solitaria de nuevo. El hombre del perro también dejó de formar parte de la escena, sin haber adivinado la certeza de lo que allí había pasado. Era una cosa muy sencilla, y muy repetida a lo largo de las distintas cuaresmas que se venían sucediendo desde que el primer paso de palio llegó a la catedral en Semana Santa. Habían estado fundiendo, durante toda la noche, las velas que alumbrarían el Miércoles Santo el rostro de la Señora, buscando el resplandor más puro para enmarcarla.
         Ardoroso el anafe, caliente la perrubia en el cazo, una a una, despatilla, corta, endereza, mide, alinea, coloca, más para el sagrario, más para el coro, bueno, bueno… vale. Un poco de café, un pestiñito, un aguardiente, un chistecito… ¡Cuántas horas robadas a la familia! ¡Cuánto amor, cuánto cariño, de esas personas, que no duermen por su hermandad, poniendo el alma en lo que hacen, sin pedir más premio que el lucimiento de la Virgen, sin esperar más recompensa que la bendición de su divina madre!



miércoles, 13 de marzo de 2013

EXPOSICIÓN DE SALAZAR-BAJUELO

En el Circulo Mercantil, calle Sierpes, se muestra la exposición de fotografía cofrade de los magníficos Fernando Salazar y Ángel Bajuelo, que finalizará el dia 21. Un buen motivo para deleitarse con el arte de "pintar la luz", como lo definió la presentadora en el acto inaugural.

 
 
 
 
 

lunes, 25 de febrero de 2013

LLUVIA


Lluvia

Rosa azul del doselete
que este gris oscuro vela,
estandarte caprichoso
que a su antojo el viento lleva,
vertiginoso sainete
que en mis entrañas se cuela
y escribe melancolía
sobre el paño de la pena.

Va la luna por los charcos
resucitando mareas
por los fondos oxidados,
crisol de viejas tormentas,
con su perfil demacrado,
con su semblante de piedra
y la anemia de su pulpa,
marfil de amargas almendras.

Sigue el guión el espacio
y el ambiente se empastela,
ponen su pica injuriosa
las gotas que a tierra llegan:
 son cadáveres de nubes,
que ni empañan ni son niebla,
diminutos continentes
que al céfiro se atraviesan.

Se impone la señorita
a la aurora salinera,
pone su bota de hierro
a la luz de la belleza
y en la bóveda dibuja
el rigor de extrañas letras;
llegará por donde siempre,
siguiendo a la primavera.

José Luis Tirado Fernández

domingo, 17 de febrero de 2013

MARIFE


Has llenado nuestra vida
con coplas y con colores,
con tu voz y con tus flores,
con derroches sin medida,
del pueblo reina escogida
por sufragio de pasión,
aquí acaba tu función
porque el tiempo te la roba,
tú nunca fuiste la loba,
no te dejó el corazón.

Soberana de aires finos,
ruégale a Dios por tu gente
y cántale alegremente
con la gracia de tus trinos
Rosita de Capuchinos,
Locura o Torre de Arena,
y si a gloria no le suena,
la madre que te parió,
con Maria de la O
remátale la faena.



Ruge el Guadalquivir, suspira el puente
palpita el altozano en su amargura,
y Triana no se cansa de quererte.
Lo que tú nos has dado, criatura,
no  lo podrá velar jamás la muerte.


José Luis Tirado Fernández


jueves, 31 de enero de 2013

TRIANA, LOS GITANOS Y EL FLAMENCO (III)


            No han sido pocas las aportaciones del pueblo gitano al flamenco, si nos referimos a primeras figuras del cante. Hay un factor común en todos ellos, y es la tradición oral de sus familias aplicada a lo que se canta y cómo se canta. Pero si tenemos en cuenta que la técnica -conjunto de reglas- se adquiere a base de muchas repeticiones y además apreciamos como válidos otros medios de aprendizaje –Camarón escuchaba continuamente discos, sobre todo de clásicos, como hacia Tomás con el gramófono de su hermana Pastora-  tales como grabaciones, reuniones de cabales, etc., apreciaremos la facilidad con que los cantaores pueden perfeccionar dicha técnica. Luego está el talento, claro, en flamenco, lo que natura no da, Triana no presta.
            Las tonás del campo llegaron a Triana y a muchos más lugares, y en todos se fue transformando, a veces a mejor, casi siempre a mejor. Independientemente de su entroncamiento en los cantes madres de las tonás tanto como dentro de los que dieron origen a las plañideras y siguiriyas, el martinete toma el alma de los metales, se funde en herraduras y alcayatas, en los metales de las herrerías, y se disuelve a los golpes del martillo en el yunque.  La evolución de aquellas tonás hasta convertirse en martinete o en deblas, puede pasar por los ámbitos en los que fueron perfiladas, como la soleá evoluciona a partir del compás propio de estilos bailables, como el antiguo jaleo y se diversifica desde la que cantaba la Andonda hasta la que hacían los alfareros –Ramón el Ollero-, lógicamente, tiene un desarrollo distinto y más amplio por haber sido cultivada por payos y gitanos, siendo el martinete, a pesar de ser ejecutado con maestría por algunos intérpretes payos, cante característico y procedente de las herrerías regentadas por gitanos.

SEMÁNTICA DEL VOCABLO
            El martinete es el son del martillo sobre el yunque. Así de simple; ¿perogrullesco? puede ser. Ensanchando la expresión, es la continua repetición del sonido de dicho impacto. Si usamos “sonsonete” para referirnos a la cadencia continuada de cualquier golpe ejecutado para imitar el tempo de la música, o si pronunciamos “soniquete” para expresar una especie de palilleo lejano o apagado igualmente repetido, deberá sernos por tanto lógica la manera de denominar a dicho sonido fragüero. Igualmente, toda melodía creada, inspirada o interpretada a su compás, y por lógica natural deberá ser llamada martinete. Pero no se acompasaron los cantes al compas del martillo, sino que al contrario, fueron estos los que se amoldaron a ritmo de las tonás. No es lo mismo perfilar una alcayata que dar forma a una pieza grande, por lo tanto, la cadencia es distinta.

EL MARTINETE EN LA SAETA
            La saeta no es ninguna modalidad del martinete. En primer lugar porque la saeta no sólo es anterior a dicho cante, sino que es anterior  al propio flamenco, y tuvo su propia evolución. El martinete se suele utilizar como remate a la saeta por siguiriya, denominándose de varias maneras en sentido localista, como por ejemplo “el macho” o “la coletilla”. Tampoco se interpreta literalmente ajustándose al modelo aproximado, sino que toma del martinete algunos de sus giros melódicos, aunque se mimetiza con este fácilmente,  por ser ambas interpretaciones a palo seco.

LA DEBLA
            Con respecto al término, parece que al tener el referente práctico en Blas Varea, todo el mundo conocía el cante como el “de Blas”, de donde derivó. También  puede tratarse de un canto místico, ya que en romanó debla significa “diosa”, aunque por su carácter afligido y lastimero es poco probable. Parece ser que es la toná de Triana, aunque poco hay más allá de la grabación de Tomás “En el barrio de Triana ya no hay pluma ni tintero”, sino elucubraciones sin fundamento.

            Una vez enumerados los principales palos que los gitanos dejaron al flamenco y a Triana y volviendo al tema, como creo demasiado recurrente la historia de la diáspora de mediados del siglo XX hacia los barrios periféricos, acabaré sintetizando que dichos cantes fueron modelo universal y generadores de estilos y formas e inspiradores para muchos cantaores y sus cantes. Los descendientes de aquellos gitanos trianeros que involucraron su trabajo y su arte, siguen creando en las Tres Mil, los Pajaritos o el Polígono norte, barrios que son sede y escuela del flamenco de hoy día.

domingo, 27 de enero de 2013

TRIANA, LOS GITANOS Y EL FLAMENCO (II)


            Hasta ahora, en la entrada anterior hemos vislumbrado, sin que eso sea absolutamente  demostrable, los asentamientos gitanos en Sevilla durante los primeros siglos de su aparición en la península, para pasar más adelante a ampliar su establecimiento en Triana, donde trabajan, fundan hermandades, viven, conviven, cantan y bailan.
            El flamenco no nació en las fraguas trianeras, ni lo inventaron los gitanos. Eso es más largo de contar y más complicado de desarrollar. En el siglo XVII ni siquiera existía el flamenco y en la página que he consultado puede leerse: << No hay constancia de la intervención de gitanos en las procesiones de Sevilla; pero es razonable suponerlo por cuanto la estructura del cortejo era similar a la de otras ciudades -hasta cinco cuerpos de danzantes pagaba el Cabildo en 1697-, donde sabemos a ciencia cierta que actuaron. ¿Quién mejor que ellos podían interpretar la zarabanda, ese baile lascivo que escandalizó al Padre Mariana?>>. No sabemos a cierta ciencia lo que cantaban y bailaban los gitanos en el XVII; flamenco, desde luego que no.
            Según mi convencimiento personal de que nace y procede del campo, tanto de cánticos de laboreo en el tajo como del ámbito familiar en núcleos de población –no olvidemos la ascendencia rural de los Pavones-, la llegada a la urbe de esos cantes y bailes primigenios es el germen básico de todo el cuerpo formal del flamenco y su ramificación en los distintos palos. Claro que el condicionante local de cada zona o comarca convierten en privativos o particulares cantes que llegaron por igual a otros sitios. Pensemos en el ejemplo evidente y concreto del fandango y en su cantidad de variantes, que llega incluso a originar otros palos formales como la granaína y la malagueña.

LA APORTACÓN GITANA AL FLAMENCO

            Parece que en los gitanos se dan unos condicionantes, bien de tipo genético o existencial, que los reviste de una habilidad especial para cualquier manifestación artística, sobre todo en las relacionadas con la danza y el canto, que los distingue por su halo. Pero además, sobresalen de manera excepcional en su dominio del tempo musical, o para que todos me entiendan, en el compás. He visto en las Tres mil viviendas a niños que apenas habían arrancado a andar, marcar a la perfección cuando sus padres los jaleaban con las palmas. También tenemos en la retina la imagen del gitano viejo con el violín, el clisé de la zíngara con el pandero y tantas y tantos otros iconos que relacionan estas artes con los calés. No es de extrañar pues, que también en el flamenco tengamos muestras de esas facultades, en el baile, el cante el toque o la percusión.

seguirá


jueves, 24 de enero de 2013

TRIANA, LOS GITANOS Y EL FLAMENCO (I)


Fuente consultada: Alma mater hispalense, Los gitanos en Andalucía. Siglo XVI. Universidad de Sevilla.

          Desde el punto de vista del flamenco, sería una grata noticia histórica poder afirmar que los gitanos hubieran accedido a la península allá por el siglo XV por el Sur, y que se vinieron directos a Triana, pero no, no fue así.
            Si a las calles se las rotuló a partir de la toma de Sevilla por San Fernando y la organización que se hizo a partir de entonces de barrios, collaciones o cuarteles atendiendo al nombre de sus habitantes en lo respectivo a sus profesiones, procedencia, religión, o bien como en el caso que nos ocupa a su procedencia étnica –y ya que la actual calle de Jáuregui, a principios del XVI se llamaba calle de Gitanos-, habrá que conceder a la zona de Santa Catalina-Puerta Osario haber sido el  primer asentamiento de los gitanos en Sevilla.
            Durante todo este siglo, el XVI, y hasta el VXIII, son pocas y veladas las noticias que tenemos sobre este pueblo, que, aunque tradicionalmente errante, se asienta en la ciudad sin especial inclinación, a excepción de Triana, por razones que más adelante y en esta misma entrada podremos distinguir. Así como judíos y moriscos disponían de sus propios barrios donde convivían, trabajaban e incluso se enterraban (ejemplos de las excavaciones realizadas en Cano y Cueto y de la plaza de San Pedro que antes de ser la primera fábrica de tabacos de Sevilla había sido un cementerio), los gitanos tomaban asentamiento en distintos barrios, por lo que podemos desechar núcleos habitados exclusivamente por ellos. En unas partes de Sevilla había menos, y en otras, como Triana, había más; sabemos que a finales del XVII la mitad de la población romaní residía en su zona sur, alrededor del Monte Pirolo y la cava, preferentemente, por su humildad y pobreza, en corrales y patios de vecinos donde se integraban con más frecuencia, aunque también a extramuros y en lugares cercanos al matadero, en la zona de la Puerta de la Carne.

FRAGUAS DE TRIANA

Por el cielo va la luna
con un niño de la mano.
Dentro de la fragua lloran,
dando gritos, los gitanos.
El aire la vela, vela.
El aire la está velando.
F.G.Lorca

            Los gitanos canasteros venían vendiendo su género por los patios, bien en carros o en borricos y se volvían a sus asentamientos en el campo. De los distintos oficios practicados por los gitanos, tradicionalmente artesanos, destaca el anteriormente citado; también se dedicaron al hospedaje, mesoneros y venteros hubo conocidos y populares, así como también los hubo con profesiones sedentarias como los agricultores, aunque en menor medida. Pero el oficio por antonomasia, y más extendido entre los gitanos andaluces, era el de herrero, y tal cantidad hubo de herrerías en esta tierra, que sólo se explica por la oposición del gremio de forjadores franceses a que los calés ejercieran la actividad en territorio gabacho, hecho que bien pudiera haber provocado la llegada masiva a España de herreros gitanos, así como la proliferación de sus negocios . De modo que la producción de herraduras, alcayatas y pequeña herrería tuvieron un alto porcentaje de fabricación en la forja de los “castellanos nuevos”.

Seguirá

FEDERICO






miércoles, 16 de enero de 2013

PICO QUE PICO


         Esta historia me la contó mi abuela, de pequeño. Es un cuento simple, sin muchas pretensiones literarias, pero que resume en muy pocas líneas la infalibilidad del sino, el ineludible camino que el hombre sigue desde que nace hasta que muere, y que algunos intentan alterar sin éxito; para otros, en cambio, es razonable aceptar sin lamentarse y con paciencia, la inevitable aventura de vivir, incluso la mala suerte.

         Un hombre adinerado solía pasear por sus tierras de labor, montado en su caballo, ricamente vestido y luciendo en sus manos y en su cuello oros y brillantes, distintivo de su posición y riquezas. Visitaba la besana y contemplaba laborar a sus trabajadores, aunque jamás se identificó con ellos como el amo, ni ellos le habían visto nunca, pues para esos menesteres tenia buenos administradores.

         Una tarde, durante uno de sus paseos, observó cómo uno de los jornaleros que abría la tierra con una azada tenía la cara cubierta de lágrimas, y decidió acercarse para preguntarle por la razón de su desdicha. No le dijo quién era, y desde su caballo recibió el dolor que aquel hombre hospedaba en su alma, y que le acuchillaban el ánimo, cuando éste desahogó su angustia confesándole que tenía una numerosas prole, la cual se mantenía sólo con el pan que él mismo ganaba trabajando en el campo, su mujer enferma y uno de sus hijos paralítico de nacimiento.

         Grande el corazón del caballero, y de gran largueza para con sus semejantes, urdió un plan para ayudar al labriego en  sus penalidades. Permaneció junto a su tajo hasta que llegó la hora de dar de mano y le vio abandonar la faena y alejarse, después de despedirse. Volvió al lugar de noche con bolsa llena de monedas de oro, con lo que el hombre podría salir de sus pobres circunstancias. La enterró en el lugar en que al siguiente día su trabajador volvería a cavar y se fue a su hogar con la sensación de haber remediado su sufrimiento y el de su familia.

          Pero el destino quiso que el hombre enfermara aquella noche y al día siguiente estaba postrado en la cama e imposibilitado para la labor. Y también sentenció el destino que otro jornalero ocupara su puesto y hallara aquella bolsa que tanta miseria podía llevarse.

         Volvió a pasear el caballero por su propiedad cuando pudo ver al desdichado cerca del mismo sitio que en la anterior ocasión y se le acercó nuevamente. Le preguntó por su salud y por su familia. Después de contestarle, el hombre relató al caballero lo sucedido y la mala suerte que le había asaltado. Luego de despedirse, siguió dando labor a la tierra, mientras repetía sin parar:

“Pico que pico, que el que nace pa ´pobre, no pué ser rico.”

jueves, 10 de enero de 2013

CARPE DIEM


Herencia deja el que guarda;

yo le voy dando a mi cuerpo

lo mejor de mis ganancias.

 
Reniega de los amigos:

son cosas superficiales

pa´ quien se pasa la vida

persiguiendo los caudales.
 

Por tardes de primavera

las nochecitas de invierno

a mi voluntad volviera.

 
Porque la vida se va,

juerga, vino y alegría

y mañana Dios dirá.

 
Sólo viene el sufrimiento,

yo quiero colmar mi gusto

y aprovechar los momentos.
 

Tengo más peligro que una pistola,

vive…las penas se vienen solas.