Tiempo feliz el que recoge esta
foto de los años cincuenta, con el ambiente típico de una fruteria de la calle
Regina. Feliz tiempo pues, en el que las mercancías en la vía pública no
molestaban a nadie como lo hacen ahora, feliz lienzo de Murillo, el de los delantales inmaculados
y el de las sonrisas, cuando significaba más ser que tener, feliz tenderete montado con cajones de madera
y canastos de caña, feliz el chaval que muestra el platillo con la ganancia de
sus propinas, feliz precio el de las chirimoyas a 6 pesetas kilo y castañas de
la sierra a 2,75, feliz anaquel repleto de cartuchos de papel de estraza, feliz
rótulo de una tienda de calzados ¿Carmelo Orozco?, feliz quien, talonarios en
mano, nos ofrece lotería de Navidad de la Hermandad de los Gitanos. Y… ¿cómo no
va a ser tiempo feliz aquel en el que un cartel pegado en la pared anuncia que Manolo Bará presenta a La Niña de los
Peines y Pepe Pinto?
Foto de Manuel Benitez |
Hay quien dice que este tiempo
es de añoranza y de pena,
que siempre nos asalta el tiempo,
y nos suelta una centella
que se asoma a la memoria
y que al ausente recuerda.
Yo digo, porque tengo nietos,
que es de risa y de promesas,
¿a quién se escapa que ahora
lo que el cristiano celebra
es que va a nacer el niño?
¡Esa es la alegría nuestra!
Hay en nuestro pensamiento
una gran herida abierta,
que hay curar con canciones,
que hay que cerrar con poemas
porque todo es adelante,
porque aquí nada regresa
y año a año y siglo a siglo,
cada Navidad es nueva.
José Luis Tirado Fernández