Es el icono religioso y popular
del pueblo sevillano. Aquí resulta difícil mirar para cualquier lado sin
encontrarnos con su imagen; azulejos estampas, cuadros, figuritas, medallas,
tatuajes, platos, llaveros, y así multitud de objetos que forman parte de
nuestro día a día y que hemos incorporado al paisaje de nuestra mirada como
algo familiar y cotidiano.
De mi infancia, las personas vestidas con su hábito, camisa o vestido morado y cordón amarillo al cuello. Llevaban ese atuendo por una promesa o por una gracia concedida. Han dejado de usarse.
Su influjo, no sólo religioso
sino como imagen de gran influencia emocional, ha motivado desde siempre a
artistas de distintas ramas, desde músicos a pintores, poetas, directores de
cine, y como no podía dejar de serlo, numen y aliento de cantaores.
Muchos han sido los que le han invocado en sus letras, por eso será tarea ardua nombrar todos y
cada uno de los que lo han hecho. Se incluirán solamente los más trascendentes,
siendo ya de por sí una lista amplia y significativa. En el flamenco está muy
presente, no sólo en saetas, sino en soleares, siguiriyas y fandangos, incluso
en bulerías, como estas de Fernanda y Bernarda, que lo nombraban mucho:
bulerías cané
El Gran Poder este año está enfadao
no escucha las trompetas de los armaos
mira que pena
que este año no sale la Macarena
Todo el mundo nos separa
(Bulerías)
Lo que tú haces conmigo
el del Gran Poder es muy grande
y te va a mandá un castigo
Inéditas
Si lo salvas Padre mío
en silencio te juré
en tus manos lo confío
que eres el del Gran Poder
LA
DEVOCIÓN DE MANOLO CARACOL
Caracol cantó a muchas imágenes;
solía cantarle al Cristo de los Gitanos desde el balcón del Uno de San Román
las mañanas de Viernes Santo, y fue hermano de la corporación junto a su hija
Luisa y su yerno Arturo. Parece ser que también fue miembro de una gestora que
dirigió la Hermandad de los Gitanos a
principios de los cincuenta, pero vivía en Madrid y fue poca su aportación a la
misma. También cruzaba el río y se daba baños de arte entre sus gitanos de la
Cava, le cantaba a la Esperanza en la calle Pureza, como puede apreciarse:
Cuestionada su sevillanía en algún medio, donde pude leer con ojos de plato que Caracol nació en Sevilla porque casualmente su padre estaba de mozo de espadas de su primo Joselito, me resulta necesario hacer algún alto en este tema. Para nacer se necesita una madre ¿bien?, y la suya vivía en Sevilla, en la Alameda, donde conoció a Caracol el del Bulto. ¿O es que Manuel Ortega Fernández tenía el carisma de poder parir?
Tres pasiones fundamentales, junto a su familia y seres queridos tenía Caracol:
* El
flamenco, del que no se vistió, sino al que dejó vestido.
* El
Sevilla Fútbol Club, equipo al que veneraba; suya la anécdota de que cuando
ganó la Liga, cogió una papa que le llevó al hospital. Ello le impidió invitar
a cenar los jugadores que habían lograda la hazaña. ¿Qué hubiera hecho Manuel en
la actualidad, con su equipo coronado con seis copas de la UEFA?
* El Gran Poder, Señor de Sevilla y al cual tenía tal respeto, que, cuando iba a cantarle desde un balcón en Conde de Barajas, fue agasajado por la dueña de la casa antes de que llegara el Señor.
-Manué, ¿se le apetece una copita de coñac?
-No, muchas gracias.
-¿De whisky?
-No gracias.
¿De vino, de champán, una torrija, un
pestiño?
Caracol negaba y negaba, hasta que decidió
pedirle a la señora una cosa muy curiosa.
-Tráigame un poco de colonia.
-¿Colonia? ¿Pero… porqué?
-Porque quiero oler bien cuando tenga que enfrentarme
con El.
Sevilla duele. Y su marca jamás
desaparece. Manuel Ortega Juárez, bautizado a sus plantas, casado ante su
divina presencia, debió, más de una vez cuando cantaba y no podía de dónde le
llegaba el poder para continuar. En ese y en otros momentos del “Señor, por
dónde tiro”, en el que todos hemos sufrido el desaliento, siempre en la espera
de su Gran Poder.
En esta saeta, de altísimo registro,
Caracol dibuja el ambiente callado y fervoroso de la plaza, pendiente entera de
la cara del Señor.
Pinceles y al lienzo,
no hay un pintor que traslade
la plaza de San Lorenzo
ni tu carita, Gran Poder,
en tan profundo silencio.
En
esta otra, más técnica y más caracolera, donde Manuel abraza el nombre de Dios
como suyo, expresando lo que siente dentro del corazón ante la imagen que
venera el pueblo de Sevilla.
Entre las dos y
las tres
el corazón se me
para
cuando yo le veo
la cara
a mi Jesús del
Gran Poder
como se le para
al pueblo sevillano
cuando te ve la
cara, Gran Poder.
Y la letra de un fandango magistral, que dejó grabado.
Le tengo ofrecío
al Gran Poder
dos candelabros
de oro
si me hace
aborrecer
tanto como se lo
imploro
pa´ los restos a
esa mujer.
MANUEL VALLEJO
…excepcionales fueron sus actuaciones por saetas en la
semana santa de su Sevilla natal, sobre todo ante el Cristo del Gran Poder, en
la Plaza de San Lorenzo, del que era fervoroso seguIdor… (de Wikipedia)
Fandango de Manuel Vallejo:
A la Virgen de la Esperanza
yo mis penas le conté
y como esta señora es buena
me mandó a ver al Gran Poder
y ese me alivió las penas
PANSEQUITO
Le
conozco dos fandangos, uno aparece en YouTube:
Le pregunté al Gran Poder
porqué miraba pal suelo
Le pregunté al Gran Poder
y me contestó: pa´ oír
las pisás del costalero
Y
otro con más enjundia y más calidad literaria, más métrico:
Gran Poder, tira la cruz
y bájate ya del paso
Gran Poder… tira la cruz,
que aquí está el pueblo andaluz
que quiere darte un abrazo,
bastante has sufrío tú.
MANUEL AGUJETAS
Nos
dejó este fandango:
Como si el Gran Poder fueras
tú tienes que llevar una cruz
tú no sabías inocente
que yo valgo más que tú
anda y pregúntaselo tú a la gente
PEPE PINTO
José
Torres Garzón, aunque macareno de nacimiento, también profesaba gran veneración
por el Señor de Sevilla. Saetero de balcón, dejó impresionadas algunas saetas
magistrales. Presente:
Ahí tenéis presente al Gran Poder,
con la cruz sobre sus hombros;
fijarse despacio en él.
El mirarlo causa asombro
de santo y bueno que es.
Y en
el estilo martinetero, también:
Ya estoy viendo al Gran Poder
saliendo de su capilla
del silencio profundo
que guarda aquella placita,
que cuando asoma el madero
únicamente se oye
el pisar del costalero.
GABRIEL MORENO
Un
fandanguero de enjundia, cantaba una levantica con la siguiente letra:
Yo vi una mujer un día
pidiéndole al Gran Poder
por un hijo que tenía
que de su casita se le fue
y muy sola se sentía.
LA PAQUERA
Nunca pongo de Jerez porque ella es universal. Diciendo Paquera lo demás
sobra, porque no tiene igual. Cantaba el siguiente fandango:
La Esperanza Macarena
y el Señor del Gran Poder
son los que alivian mis penas
y me corre su querer
por la sangre de mis venas.
CARMEN AMAYA
Dejó
grabado este fandango:
Llorando yo me vi un día
a los pies del Gran Poder
yo lloraba arrepentía
porque me engañó otra vez
el hombre que más quería.
NARANJITO DE TRIANA
Es la devoción universal, pero
en lo referente a Sevilla, todo sevillano es del Gran Poder. Podrá ser
macareno, pero del Señor, o de san Bernardo, lo mismo, o de Triana, nacido en
la calle Fabié, pero con este fervor, estilo Gloria:
Cuando entres en la iglesia,
fíjate en el Gran Poder
tiene agachá la cabeza
y se está mirando el pie
pa´ no verte cuando rezas.
LA NIÑA DE LOS PEINES
No podía faltar Pastora, quien habitó
la Alameda hasta la muerte, tan sevillana como sus devociones, Santa Lucía, en
la iglesia de Santa Catalina, y el Señor del Gran Poder. Cantaba y dejó grabada
estas colombianas:
Al señor del Gran Poder
le alumbran cuatro faroles
y a mí me están alumbrando
tus ojitos que eran dos soles
y al Señor del Gran Poder
le alumbran cuatro faroles.
EL NIÑO GLORIA
Rafael Ramos Antúnez, que posee
uno de los fandangos personales más bellos del flamenco, vivió en la Calle de
Jesús del Gran Poder, junto a su hermana Manuela la Sorda, muy cerquita de
donde vive el Señor. Era uno de los asiduos en los balcones, junto a su hermana
Luisa “La Pompi” y tiene numerosas letras de saetas al Gran Poder. Por
fandangos, este, uno de los más conocidos de Gloria.
Por tus condiciones malas
te tiene que castigar
aquel que está en San Lorenzo
con la túnica morá
y la cruz del sufrimiento.
ANTONIO NUÑEZ CHOCOLATE
Dejamos
para el final la figura de Antonio Núñez, por ser, posiblemente, quien más
letras ha dedicado al Gran Poder. Una muestra amplia:
Fandangos de desengaño:
Ya no voy al Gran Poder
que yo me voy a otra iglesia
porque me acuerdo, mujer,
de toas tus falsas promesas
y me da vergüenza de él.
A San Lorenzo a rezar
va los viernes una mujer
y le píe a El Gran Poder
lo que no le puede dar
porque lo engañó una vez.
Oraciones
Al Señor del Gran Poder
yo le vi rezarle un día
y le oí cómo decía
cuando le besaba el pie:
No quiero ser de la vía.
De las cosas de la vida. El Gran Poder también es la imagen del sufrimiento.
Este se lo escuché en La Rinconada a Pedro el Granaíno, atribuido también a Chocolate:
Va llorando El Gran Poder
que está en tu cuello colgado
porque hasta el pan le has negado
a la que a ti te había dao el ser
a la calle tú la has tirao.
Entre sueños el otro día
me lo dijo el Gran Poder
qué equivocación la mía
es cargar con esta cruz
pa ´que la gente se ría
También se los cantaba a pares,
como en esta grabación:
Yo le pedí aborrecerte
y El Gran Poder me escuchó
porque de tanto quererte
yo iba a perder la razón,
y ahora que Dios te de suerte.
Mira lo que estoy yo sufriendo
Gran Poder, fíjate en mí,
desde que te conocí
estoy viviendo un infierno
del que no puedo salir.
José Luis Tirado Fernández