Entre la ingente cantidad de relatos, poemas, artículos de opinión, cuadernos de viaje, epístolas y filigranas literarias aparece, dentro de un viaje general a la baja Andalucía, realizado durante el mes de marzo, y publicado el 26 de ese mismo mes, en 1841, un episodio donde el fraile y su ayudante o acólito “Tirabeque” cruzan el puente y acuden a Triana.
Allí, según narración real o supuesta, que todo pudiera suceder, son invitados por Juan Rodríguez el Gallego.
Eran muchos los fragüeros que estaban ciegos o tuertos, debido a las pavesas o a las esquirlas de su oficio. Existían lentes, caras y escasas por lo lento de su fabricación, pero gafas de trabajo propiamente dichas, no.
De su familia, y los más conocidos, su hermano Manuel y su sobrino Tío Antonio Cagancho, El Fillo y su familia, los novios Candelaria y Curro Pabla, el jovencísimo Curro Puya, en fin, qué fiesta. Juan de Dios y el Brujo vivían en Sevilla, aunque bien podrían haber hecho la cortesia de su presencia. Y sobre las bailaoras mencionadas en el relato, “Niestra”, que es el nombre con el que se asentaban las Hiniestas en aquellas fechas, muchas, o la Juana Vargas, que por ser nombre y apellido abundante en Triana en aquel tiempo, se quedan en la inopia de esta historia.
José Luis Tirado Fernández