Llegó.
Como una exhalación de abril, sigiloso y sorpresivo, como un gorrión que no se
atreve a tomar la miga pero al final se decide y pica. Paró sus andares y dudó
por un momento, Me preguntó que si podía sentarse a comer. En el banco, al sol,
se estaba bien. Primavera, día laborable, no había mucha gente, en fin.
San
Jacinto sin turistas, tiene más encanto, aunque prefiero que los haya. Por los
bares, por los buscavías. Enfrente, más a la derecha, estaba Jesús Heredia,
sentado en un velador con otro flamenco, y le entonaba por lo bajinialguna tonailla. Nubes altas y desabridas
aparecieron de golpe, elhombre miró
hacia lo alto y movióla cabeza.
Yo,
que estaba más pendiente del cante de Jesús,no le prestaba demasiada atención, hasta que abrió una bolsa y sacó un envase
de plásticoque contenía un guiso.Creo que lentejas con habichuelas. Le miré. -¿Las
monjas? Asintió mientras daba un gran mordisco al bollo que tenía en la mano
izquierda. De bocado en bocado, me contaba su historia.
Me
vinieron al compás las canciones de Triana y el “Encuentro fugaz”:
Quería hablarme de la
luna
y no había visto
nunca el mar
no tenía más fortuna
que unos sueños que
quería
dejar volar.
No
quería venderme ningún reloj. Me dijo que su último empleo fue en la Feria. Hace
dos años que no se celebra. Me fue narrando, mientras trasegaba aquel pan de cielo,
como la rueda dentada del tiempo se había comido su vida, la cruz de esa
soledad que padecía, la añoranza de su arraigo y la dura ausencia de seres que
amaba.
Con
lo que recibía de las ayudas, no llegaba para alquilar una habitación y
sostenerse. No me dijo que su casa era la calle, pero lo presentí. Vivía con
sus sobrinos y su hermana, hasta que ella le puso los trastos en la calle.
Sesenta y uno. Solo. Lamenté no poder hacer nada por él, o de alguna manera,
aliviar su desesperanza. Nada me pidió.
Después
de un rato de compartir incertidumbres, llegó la hora de despedirnos. Le dije
adiós y me dirigí a suspirar al mar del Altozano. Cuantas lágrimas desembocaron
allí, y a veces, cuánta esperanza. Jesús, el ecijano, el cantaor, quedó también
atrás, sentado con su amigo. Creo que lo último que le escuché fue la cabal
trianera, ahora, más pura, más autentica, más real.
Ruperto
Regordosa Turull, un empresario catalán del género textil, muy aficionado a la
fotografía y a la impresión fonográfica, viajó a Andalucía para grabar unos
cilindros de cera de los principales intérpretes de la época haciendo tres de
Albéniz y (que se conozcan) nueve de flamenco, dos de ellos a nuestro referente
del ángel y más grande cantaor de los nacidos en esta orilla, Manuel Rodríguez
García, Señó Manué Cagancho.
Esa
grabación, que hacía renegar a los flamencos de los cantes de los Cagancho, aunque
hubiera respetuosas y muy sensatas posturas de respeto hacia esta casta de
cantaores, es auténtica, está documentada por sí misma, por la presentación que
antecede al toque y al cante y contiene la voz legitima de Manuel Cagancho.
Digo, por si había alguna duda, algún recelo, que la hemos recibido tal y como
en aquel tiempo era posible grabarla con los medios existentes.
EL SITIO
He
podido documentar el Café de la Marina en Garcia de Vinuesa, en una guía de
Sevilla de 1865, como una posta de serenos
Tenía
mis dudas con respecto a aquella otra, propiedad de Agapito Calvo, propietario
además del emblemático “Siete Puertas” de la Alameda, y que ya en los años
veinte lucía sus toldos en la fachada que daba a Paseo de Colón, como pueden
adivinar en esta foto de la Patrona:
En
2014, Faustino Núñez en su blog “El afinador de noticias”, que recomiendo a
ustedes por su calidad, hizo una entrada sobre cilindros de cera,
en la cual le pregunté, en uno de los comentarios:
<<Jose Luis10 de junio de 2014, 22:17
Cada vez que un cantaor hace un palo le sale de una manera
distinta, es imposible la clonación desde el punto de vista del ser
humano-intérprete. Camarón lo decía, nunca me sale igual, aunque lo haga dos
veces seguidas. Por tanto, lleva usted razón en que cada cante impresionado en
esos cilindros y según ese sistema, es único. Por cierto, ¿sabe usted si eso
fue lo que le grabaron a Cagancho en el restaurante La Marina de Sevilla? Un
saludo y enhorabuena por su entrada.>>
Faustino, muy amablemente, me contestó lo siguiente:
<<Faustino11 de junio de 2014, 17:44
Si, Manuel Cagancho grabó soleares y seguiriyas y en las
reconstrucciones que se han hecho se puede apreciar su metal y talla de
cantaor, lejos de tener una voz 'afillá' le suena redonda. Muchas gracias por
comentar y un saludo>>
Hace
poco, en el archivo de la Biblioteca de Cataluña pude encontrar el registro,
insertada dentro del Fondo Regordosa-Turull, de la página web de la Biblioteca.
Pero para mi sorpresa, la calidad sonora que encontré en esta grabación
satisfizo los deseos que siempre tuve, y supongo que todos los flamencos, de
escuchar algún día la voz de Cagancho como yo sabía que era, como en realidad
fue. Supongo que alguien se ha preocupado de limpiar y fijar estas impresiones
sonoras para que disfrutemos de ellas. No sé si Faustino habrá vuelto a
escucharla. La que nos ocupa, la titulada “Seguidillas gitanas. Cagancho de
Triana”, quedó de la siguiente manera:
La letra, posiblemente de su autoría, o más que posible.
Una voz anuncia:
“Seguidilla gitana cantá por Cagancho de Triana,
impresionada? en la guitarra por Niño´l Carmen. En la Marina. Vaya por
Barcelona”
Canta Cagancho:
”Por tu causa me veo herio e muerte,
compañerita mía y herio de muerte.
Y pa más penas me veo aborrecío de toíta mi gente”
El momento cumbre de la grabación, en el 1:43, donde, a
pesar de no poder hacer exhibición de todo su talento, debido a las
circunstancias del momento,eleva como
sólo un genio puede hacerlo, su cante:
“Qué remedio habrá pa´ dos personas
que se quieren mucho y no se puén hablá”
Y
también esta soleá:
Los
Matices, ahora más claros técnicamente, nos dejan apreciar la capacidad
melismática de Manuel, que elabora, posiblemente muy presionado por el
ambiente, raro para un herrero de la Cava, aquel aparato delante de su cara, y
por un gachó que le indicaba cuando tenía que cantar, toda una demostración de
talento. Me habría gustado verle cantar en la plazuela, después de tomarme con
él dos o tres medios litros, en un velador. Me parece una voz muy parecida a la
de Tragapanes, su sobrino nieto.
LA CARA DE DON MANUEL CAGANCHO
Fernando
el de Triana, en su libro “Cante y cantaores de Triana”, le describe así:
“Manuel Cagancho era un gitano cobrizo, de ojos reventones y
pómulos salientes…”
Y en
otra parte del libro decía:
“Al preguntarle a uno de los hijos de Manuel Cagancho si
tenía fotografías de su padre y de su abuelo, para que figuraran en este libro,
me contestó, con una sencillez infantil:
-Mira, Fernando, mi agüelo no se fotografió en su vía, y mi
pare, pasaba por la puerta de mi casa un retratista de aquellos que hacían los
retratos de lata al minuto y le hice a mi pare que se retratara, rogándoselo
mucho, porque él no quería. Por sierto que salió mú bien; pero un día le fue a
quitá mi mare las cagás de moscas con un estropajo y jabón, y cuando se dio
cuenta, no quedaba ná más que la lata. Así es, que no te pueo serví.”
Un
blog, que mantienen D. Jose Luis Dorado y D. Juan Carlos Vázquez, llamado “De
Triana a San Román”, que visito con asiduidad y que recopila noticias
históricas sobre la Hermandad de los Gitanos de Sevilla, me puso en la pista,
tras leer un artículo sobre la última madrugá de Curro Puya, en 1931, el año de
su muerte. En la presidencia del paso del Señor, iban juntos Francisco Vega de
los Reyes, cuyo hermano José fue hermano mayor de la corporación en los años
cincuenta, y Joaquin Rodríguez Ortega “Cagancho”.
Pedí
permiso a D. José Luis Dorado para usar dicha foto, el cual no sólo me animó a
hacerlo, sino que me envió otra reseña, la página de una revista de 1912, “La exposición”,
donde un periodista, que no firma el trabajo, acude a Triana para refrendar,
según él, el gracejo secular de los gitanos. Creo que hace burla en algunos
tramos de esas buenas personas.
Ese hombre, el de mayor edad de los tres, que con camisa blanca,
mira fijamente a la cámara, es Manuel Rodríguez Garcia. El joven que mira
asombrado debe ser su hijo Antonio el Rubio, mientras que no identificamos al
machacador y mucho menos, porque no se ve la cara, al hombre que está en el
fuelle.
Sé que es él y sé porqué. Muy sencillo, las miradas no
engañan. En la foto de la presidencia del Cristo de los Gitanos que aparece en
el blog de Don José Luis Dorado, aparece su nieto, Joaquín, con una pose
semejante. Miren y comparen.
También
podría tratarse del hombre que está machacando, con la camisa de cuadro y el
mandilón blanco. Si lo ven demasiado alto, Cagancho lo era, para aquella época,
casi metro ochenta, según este llamamiento a quintas de 1867:
En
1866, nace su hija Concepción, en casa de sus abuelos maternos, Verbena 38,
aunque Manuel y María no se casaron hasta 1870, teniendo después, en 1871, a su
hijo Joaquin, también cantaor y padre del torero. Se echa en falta una buena
biografía de Don Manuel Rodríguez Garcia, “Cagancho”, que en 1877 vivía con su
mujer, cigarrera, en mi calle, en la misma acera, a dos casas, de Francisco “El
Fillo”
EL TORERO DE LOS OJOS VERDES.
Fiel
devoto y cofrade del Cristo de los Gitanos, Joaquin, tras una larga y magistral
carrera taurina en la que dejó fijada una escuela cuyo estilo y manera de
entender el toro seguirían algunos toreros, entre ellos Paula y Curro Romero,
se fue a vivir a Méjico, donde falleció en 1984.
EL APODO DE LOS CAGANCHO
Según
Ángel Vela, es una deformación de “cada gancho”, pronunciado en andalú. Toma
forma cada vez más esa aseveración, ya que leyendo y leyendo…
Según
el profesor Santainés: “En su cotidiano quehacer callejero pregonaba su
mercancía diciendo: “¡A real ca gancho¡” Y el «ca» gancho (cada gancho) se
convirtió por cacofonía en Cagancho, nombre con el cual pasó a la historia el
singularísimo torero.”
Blog de sol y sombra. Un titular de este blog:
CAGANCHO FUE ÚNICO Y EL PRIMER TORERO ARTISTA DE VERDAD
Protagonizó
dos películas, junto a Carmen Amaya.
No soy
muy aficionado, pero me doy a la razón, y entiendo, que un gitano, hijo de Joaquin,
un hijo de Don Manuel y de Amparo, hija de Francisco el Fillo, no puede dejar
de ser artista. Nieto de Cagancho y nieto del Fillo. ¿Alguien da más?
Hay
escaleras con historia. Hasta hubo un café cantante de Sevilla que se llamó La
Escalerilla, predecesor del Burrero, o la famosa y cinematográfica de Odessa,
que aparece en el acorazado Potenkim, puro drama, o las famosas de Roma, la
espiral del Vaticano, la inacabable del capitolio, o la Scala Santa que me dejó
dolores en las rodillas para una semana, Triana no es menos y tiene una. Y muy
nombrada. Y con historia.
La
datación, tanto de la escalerilla de Tagua como del pretil del malecón de la
calle Betis, rueda por páginas de internet y prensa, como un balón que se deja
pasar pero que nadie controla y juega. Puede leerse en prensa y blogs de
historia pinceladas artísticas empleadas para adornar artículos o escritos, sin
otra intención que la demostrar que se sabe lo que es la escalerilla y su
historia. Pero no es así. Podemos leer fantasías tales como que la escalerilla
la construyó Baldomero Tagua, que fue en 1799, que era ingeniero, y la verdad
es que resulta harto difícil su datación ya que a mí me ha costado Dios y ayuda
encontrar algún dato útil y al final, me he quedado como estaba. En fin...
tengo las siguientes sospechas:
-Primera sospecha
La
escalerilla se construyó junto con el puente. Jamás he visto una imagen,
grabado, foto, pintura del puente que enfoque la zona en la que no aparezca la
escalerilla y la casilla sobre la que luego se edificó el Faro. Lo más antiguo
que he hallado, de 1876, en La ilustración española y americana, este grabado
1876 22 dic La ilustracion española y americana
Se
aprecian tanto la escalera como la casilla, en primer término. Por cierto, no
comunica la calle Betis y el Altozano, sino la calle Betis y el puente. Tiene
su lógica que al construir el puente a este se le diera salida tanto a la plaza como a
Betis. En 1865, trece años después de su inauguración, en la Guía de Sevilla y
su provincia, parece indicarlo:
-Segunda sospecha
No fue
construida por Baldomero Tagua, porque éste nació en 1866. Esta es su partida
de nacimiento.
1866 nacimiento de Baldomero Tagua
La
sorpresa fue el lugar donde nació Baldomero. ¡¡¡Allí mismo, en la casilla!!! He
leído que fue tostadero de café, y lugar de compra-venta de chatarra, y hasta
es posible que se alojara allí alguna industria, ya que se aprecian dos
chimeneas emergiendo de dicho sitio, en la famosa foto de Lucién Levy, de 1885:
También
nació en el mismo lugar su hermano Félix, en 1869. Sus demás hermanos, todos
trianeros. En 1856, José, en la calle Manga gabán (Rocío), en 1858, Dolores, en
el Altozano, en 1861, Francisco, en calle Flota, y en 1863, Carlos, en calle
Pureza.
He leído también que Baldomero era de ascendencia italiana, quizá por
su segundo apellido, Garoni. Lo era su abuelo Carlos, un piamontés casado con
una mujer de trianerísimo apellido, Doña Juana Pareja.
DON FRANCISCO TAGUA GARCIA
Un
herrero de Alcalá de Guadaira, según los padrones, casado con Doña Dolores
Garoni Pareja, que en marzo de1876
consta como asfaltador, según reseña del diario El Español:
Aunque
ya en 1888, su hijo José le sustituye al frente del negocio. Siguen en la
caseta del puente, según el anuncio de la misma guía:
-Tercera sospecha
La
llamamos escalerilla de Tagua porque:
Los
Tagua tenían allí su negocio, o incluso una vivienda. Dado el oficio de esta
familia, también es posible que pavimentaran la escalera, o la repararan. Yo,
de pequeño, recuerdo que algunas losas de los escalones se movían, así que
imaginen ustedes en 1897:
La
primera reseña sobre la denominación "escalerilla de Tagua" la encuentro en
1900, en el Diario Sevilla, en un suceso acaecido en el río con un ahogado.
Sólo, sobre esta familia, añadir que en 1934, seguían dedicados a esta
profesión:
Y que
no me consta el título de ingeniero de Baldomero, que aparece en los padrones
de finales del XIX como jornalero. De ahí para acá, hay más noticias y material
de información. Sólo mi recuerdo personal, porque allí compré pipas y caramelos
de pequeño, y en julio, avellanas verdes:
Avellanas verdes, hoy día desaparecidas de la Velá. Ya nadie las vende
Sobre la casilla se construyó el Faro, como hoy lo
conocemos, que fue donde se despachaban los billetes para los vapores que
salían desde allí mismo hacia Sanlúcar:
Otro
tema que me ha dejado como estaba, aunque también puedo recortar fechas. Esta
foto no la tengo datada. Se aprecia la calle Betis terriza y sin el pretil:
La
primera foto que se tomó en España fue en 1848, así que supongo que a partir de
mediados del XIX, pudo ser. Ignoro por qué se ha datado en 1799. Hoy contamos con notables estudiosos de Triana, quizá tengan alguna aportación. Por
ahora, hasta la próxima.
Por varias pistas que la lectura me ha proporcionado, creo
haber localizado el nombre y apellidos del legendario Curro Puya. Las fundamentales, en los libros de Ángel Vela
Nieto, Luis Vázquez Morilla y otros textos.
El
segundo, en su libro sobre Franconetti y los Fillo apunta a la posibilidad de
que Curro fuera trasladado a Cádiz después de los sucesos de junio de 1856. Es
poco probable, ya que en 1857 y en sucesivos años aparece empadronado en
Triana. En dos letras atribuidas al cantaor, ya que no está demostrado que
torease, el autor da alguna pista sobre su filiación.
Una,
más conocida y divulgada, tanto en libros y páginas de internet, la reproducimos
más abajo.
Y otra, que Aurelio Sellés cita en el libro de Blas Vega
“Conversaciones flamencas con Aurelio de Cádiz”, parece dar alguna pista sobre
Curro:
No
hay quien llame a Baldomero
Baldomero
llame a Antón
Antón
llame a Rosario
Que
aquí los quiero a tós.
Y resulta que, en los
padrones de Triana de 1876, aparece Francisco Vega Bermúdez, casado con Santos Rodríguez
Lérida y cuyos dos hijos varones mayores se llaman Baldomero y Antonio.
Y en la hoja siguiente, una hija llamada Rosario
Rosario
nació en 1869, con lo que la relación entre los sucesos de 1856 y esta letra
carece de sentido. Parece más bien un llamamiento en el lecho de muerte o el
transcurso de una enfermedad. Pero sin duda se trata del decimonónico cantaor.
SU RELACION CON GITANILLO DE
TRIANA
Francisco Vega de los Reyes, conocido por Gitanillo de
Triana o también como Curro Puya, fue un torero de gran éxito nacido en Triana
a primeros del siglo XX. Su padre se llamaba Manuel, su abuelo Joaquin y su
bisabuelo Manuel. Nada que ver con la leyenda de que era bisnieto del mítico
Curro Puya. Francisco Vega Bermúdez era hermano de su bisabuelo.
El pueblo gitano comenzó a llamarlo así porque creyó que Curro Puya se había reencarnado en él. Su nombre de torero era ese: "Gitanillo de Triana"
EL APODO
Se hacen varias referencias al mote, el más probable, la
de una familia de gitanos herreros de la cava que se dedicaba a fabricar, entre
otros productos de alcayatería, unas grapas para fijar en los rollizos de
madera el alambre de espino cuando se montaban vallas de separación.
Las referencias escritas, bien en padrones o partidas de
nacimiento, no aportan gran cosa sobre el origen del apodo, aunque en una hoja
del padrón de 1853 su hermana Maria, veinte años mayor,aparece inscrita como Maria Vega Puya:
Eso podría significar, entre líneas, María Vega, de la
familia de los Puya. Aparecen muchos apodos en los censos de esos años.
CURRO PUYA, ¿UN LIDER
GITANO?
-La situación nacional y los
sucesos de junio de 1856
En 1854 hubo en España una revolución que dio lugar a un
gobierno presidido por el General Espartero, quien convocó elecciones y creó
una constitución que nunca llegó a ser promulgada, ya que en 1856, O´donnell da
un golpe contrarrevolucionario y ocupa el poder hasta 1857.
Comienza 1856 con Triana inundada, muchas casas hundidas
y el reparto de pan en barcas, aunque el hambre no era el mayor de los males de
la población. Los cuatro jinetes hacen presencia en el arrabal.
Con las primeras calores de 1856 sobreviene una epidemia
de cólera, que se establece en Triana de manera cruel. En este ambiente, en
nuestro barrio se suceden acontecimientos de gravedad.
El 26 de junio, y sin más versión que las aparecidas en
la prensa local y nacional, unos gitanos participan en una pendencia con
resultado de muerte de un hombre, sin estar claro aún los motivos, ni el sitio
exacto ni la identidad, tanto de los gitanos como del fallecido. He aquí un
batiburrillo de las noticias de la época:
-La Regeneración, 2 de julio: cinco gitanos intervinientes. Cinco
gitanos muertos en las turbas y entre once y catorce heridos.
-Diario
de Palma 6 de julio: seis gitanos intervinientes. Siete gitanos
muertos en las turbas y entre doce y dieciséis heridos.
-La España 1 de julio: Cinco gitanos intervinientes. Dos gitanos
muertos en las turbas y varios heridos.
El
genio de la libertad 29 de julio: seis gitanos intervinientes…
algunos de los milicianos se apoderaron de tres de los criminales, huyendo los
otros dos (SIC) en dirección a San Juan de Aznalfarache.Tres más dos, seis gitanos.??? Cualquiera da
pábulo a esta noticia. Siete gitanos muertos en las turbas y doce heridos.
-La
Época 1 de julio. Cuatro gitanos intervinientes. Tres gitanos
muertos en las turbas y ocho heridos.
¿Quién con dos dedos de frente y a día de hoy daría carta
de naturaleza a esas noticias? Item más. ¿Se daría en la actualidad mucho valor
a la etnia de los participantes? Se siguen dando algunos casos, pero veamos.
En
el Registro Civil, constan el día 26, un ahogado y ninguna muerte violenta,
mientras que el 28 murieron varios de cólera, un fusilado y varias afecciones
que no tienen nada que ver con la violencia.
Pero
curiosamente, el 27, entran dos cadáveres “de un gitano”, uno “como de 24 años”
que vivía en Triana y otro “como de treinta años”. Ambos sin identificar.
¿Pero
qué pasó en realidad aquel fatídico día? Lo cierto es que las consecuencias
fueron gravísimas. Las casas de los gitanos fueron asaltadas, se les persiguió
y fueron agredidos. Esa sí que fue una noche delos cristales rotos, y no a la que alude Matilde Coral refiriéndose a la
mudanza de los vecinos de Triana a los refugios en los años sesenta.
Los
jerais por las esquinas
Con
velones y farol,
En
alta voz se desían:
¡Marerarlo,
que es caló!
(Manuel
Balmaseda, “Primer cancionero de coplas populares”)
Lo que pasaba era esto
Antonio Mairena cantaba esta letra:
Curro Puya estaba durmiendo
y a la hora grande se despertó
Curro Puya estaba durmiendo
y a la hora que se despertó
ni soldaitos ni cabos
y en la fundición quedó
Pero no
hay demostración, prueba, noticia o sospecha de que este Francisco fuera
abanderado en la defensa de sus vidas de aquellos gitanos que fueron
perseguidos y acosados en esos días, sino la tradición oral y algunas letras
que se refieren a Francisco, como la de Mairena.
LA FRAGUA DE LOS PUYA
En esa fragua también se vendía carbón y cisco picón. Los
Puya lo compraban a carros, y lo desmenuzaban con una piedra giratoria. La
herrería estaba en la Cava, a la altura del 120. Curro se vestía cada mañana
para ir al tajo y cada vez que lo hacía recordaba a su abuela Carmen, que lo
vestía de niño para ir a la miguilla. Le ponía el calzoncito y siempre le
recordaba: “Currito, los hombres cargan a la izquierda”. Entonces sonreía y
daba un beso al cielo, mientras se ajustaba el delantal.
Francisco de Paula Isidro Vega Bermúdez nació el martes dieciséis de Mayo de 1826 en Triana. Esta es su partida de bautismo.
Archivo de la Real Parroquia de Santa Ana. Libro de bautismos 1926
En
1852 es padre de una hija, Maria, bautizada en Santa Ana y cuya madre es Maria
Encarnación Serrano Fernández. Esta niña, posteriormente, aparece como Pastora,
y vive junto a su padre y abuelos, hasta 1868.
En
1860, tiene una nueva compañera, Maria de los Santos Rodríguez Lérida, aunque
permanezca soltero y viviendo con sus padres, Manuel y Juana. Ella vive en el
mismo corral de vecinos, aunque en una vivienda aparte, junto a un hijo de
Francisco, llamado Manuel, que nace en Febrero y muere en Diciembre. En 1863 nace
Baldomero, aunque la pareja permanece separada y viviendo como solteros.
En
1864 Francisco y María son padres de nuevo, La neonata se llama Encarnación y
muere con menos de un año, pues ya en 1865 no aparece en los padrones. Ese año
se establece en San Jacinto un hospital provisional para paliar la epidemia de
cólera morbo asiático, de acaba aproximadamente con el noventa por ciento de
los fallecidos ese año.
Un
nuevo vástago, Antonio, nace en 1866; sus padrinos son Alonso Moreno y Encarnación
Camacho.
Por fin, en 1869, aparece viviendo junto con Maria de los
Santos y dos hijos vivos, Baldomero y Antonio. Ese mismo año, les nace una hija
llamada Rosario. Sus padrinos son el marido de su tía Dolores y su prima
Matilde, de quince años.
Por último y acabando el capítulo de sus hijos, en 1872
nace Manuel y en 1879, tardía, nace Juana, cuando Francisco apunta ya cincuenta
y tres años.
MAESTRO DE MAESTROS
Yo
me llamo Curro Puya
por
la tierra y por la mar
y
llegando a la taberna
la
“piera” fundamental.
En el mundo del flamenco, la tradición oral se convirtió
durante algún tiempo en la única referencia de los cantes y sus formas, así
como de la datación de los cantaores, bailaores y guitarristas. Hoy se está
recurriendo más a la investigación –una buena muestra son estas líneas-, y se
han conseguido datar familias, domicilios, actuaciones y se han limpiado
grabaciones con las que uno no se enteraba de nada, pero que ahora resultan
imprescindibles para entender algunos palos.
Hay
muchas personas en el tema. Sin embargo es esa misma tradición oral la que
califica como rey, grande, creador o incluso inventor a un cantaor al que nunca
se ha escuchado y del que ni siquiera sabemos cómo era su voz. El caso es que sigue
pasando lo mismo, pero con los medios existentes; he leído calificar a una
artista que canta con “autotune” como a la nueva Niña de los Peines. Pero
además se lo he escuchado a gente que admiraba. Se me han caído. Sigamos por la
senda de la tradición oral. Quien no pueda soportarlo, puede dejar de leer
aquí.
MAESTRO DEL CANTE
Esa letra
tan traída y llevada no tiene más remedio que referirse al cante. Claro que sí.
Esas referencias a la taberna y a la “piera” no deben estar referidas a ningún
tumulto, a ninguna defensa. Tampoco hacía falta que Fernando el de Triana nos
informara de que en la Taberna de Rufina se cantaba, o mejor, cantaban los
gitanos. Porque eso lo hemos vivido algunos que aun estamos vivos;
personalmente, tengo en mi profesión la causa de haber escuchado tanto cante.
En los bares, en las tabernas, es donde se aprendía.
Y como resulta que Curro Puya nació alrededor del treinta
del XIX, como Francisco la Perla, como Francisco el Fillo……….
Puede
suceder que el rio donde bebieron tantos cantaores relacionados con la fragua
y/o el pelado de bestias no fueran ni Antonio El Fillo ni el Colorao, ya que
todos los que destacaron a finales del XIX, como El Lebrijano, Los Pelao, Lolo
Vega, Juan José Niño López, Manuel Cagancho, tuvieron una estrecha relación,
fueron familia o vecinos del cantaor. Un rio más caudaloso que el nuestro. Unos
buenos ejemplos serian:
-Diego Fernández Flores, El Lebrijano, llegó a Triana a
principios de los setenta, con menos de 25 años, a trabajar en el barro, aunque
encontró trabajo como carnicero. Fue miembro de la familia Vega, a través de su
casamiento con una sobrina de Curro Puya, Pastora Fernández Vega, viuda de Joaquin Lérida, con el que había
tenido cuatro hijos. ¿Es cierto que Diego llegara desde Lebrija como cantaor
completo y de fama? ¿O por el contrario, bebe, como todos, en Triana, hasta ser
considerado príncipe de los cantes propios del arrabal? Pues escuchando a Curro
Puya, y si no, que me lleven los diablos.
-Lolo Vega. Manuel Vega Moreno, sobrino de Curro Puya, hijo
de su hermano Manuel, primero de los artistas del XIX fotografiado como
“cantaor flamenco”, documentado en esta entrada:
A Juan Garcia Moreno le llamaban “El Pelao” y no tenía
ninguna relación familiar con Francisco la Perla. Su familia vivía en el mismo
corral que Curro Puya, y con once años, aparece en 1866, calle Evangelista 12.
A los 24 años aparece conviviendo con una mujer asentada como Ana Clara
“Macha”, de 25 años, de estado “malcasada”.
En realidad era una
hermana gemela de la Andonda, nacida en 1848 en Ronda, y se llamaba Ana María
Amaya Heredia. Tuvieron un hijo en 1878 llamado José Garcia Amaya. Juan “El
Pelao” ha sido calificado por la tradición oral como el mejor de los
martineteros de aquella época en Triana.
En 1879, tenía como vecinos en la calle Puerto a Manuel,
hermano de Curro Puya, a sus sobrinos Lolo Vega y su hermano Joaquin, a José
Ortega Vargas, hijo de Antonio el Fillo, a Pedro Niño López, hijo de “El Brujo”
y a sus propios hermanos José y Dolores, solteros. En 1895, en ese mismo patio,
residió Antonio “Frijones”. Y hablando de patios, ¿Cómo serian los bautizos en
este que nos ocupa?
Su hermano José era apodado de la misma manera, y su vida,
hasta sus respectivos casamientos, fue paralela a la de Juan.
Tenemos a esta familia como de almas grandes y generosas; su hermana Carlota adoptó dos
niños de la casa cuna, Ramón y Gumersindo, como constata en la hoja de censos
de 1877.
-La familia Niño López
La mayoría
de los hijos de Pedro Niño “El Brujo” nacieron en Triana, y siempre tuvieron
morada al sur de Triana, siguiendo la costumbre nómada de aparecer cada año en
un domicilio distinto. No obstante, siempre cerca de la familia Vega y su
fragua. Parece que Pedro Niño Moneo ya vivía en Sevilla con trece años.
¿Pero qué podemos escuchar hoy día que se asemeje a lo
que cantaba Curro Puya o sus discípulos? Los cantes que transmitió Tomás Pavón,
a través de su suegro, Antonio Bermúdez Vega, perteneciente a la saga cantaora.
O al
descendiente de esa familia fragüera y gitana de la cava, José Bermúdez Vega,
Pepe el Culata, al que podemos escuchar por soleá, en cuyo eco resuena esa
huella sonora, acompañado de Perico el del Lunar.