Hace
tiempo que La Pluma Negra, seudónimo que utiliza mi amigo Pedro Sánchez
Morilla, no interviene en el blog. Diversas causas han aplazado esta nueva
entrega en la que, como todos saben, volverá a volcar emociones, conflictos y decepciones
sobre sus personajes, transmitiendo al lector sus padecimientos y sus
sentires. Espero que les guste, se la recomiendo.
***
Nicolás estaba
enamorado de su prima. Eso suponía un problema porque habían crecido juntos y
ella era como una hija para sus padres. Aun habiendo compartido la niñez como
hermanos, la pasión se había desatado en su corazón y lo que sentía por Emilia
era amor. Nadie podía quitarle ese sentimiento El deseo era mayúsculo. Además
mientras más lo sufría en silencio más evidente se volvía. ¿Cómo solucionar eso?
La disyuntiva era clara. Evadía sus sentimientos e intentaba hacer una vida infeliz
o seguía lo que su corazón le dictaba y desvelaba su secreto. Por supuesto que
era un misterio. A nadie conocido se había atrevido Nicolás decir lo que
sentía. Ni a sus primos, ni a sus hermanos ni tan siquiera a sus padres. A
estos últimos no se atrevería jamás, pensaba.
La naturalidad con la
que Emilia le trataba era más caótica para él. Ella mantenía una relación de
absoluta confianza. No hacía nada malo. Lo veía como a un hermano y su trato
era cordial. Intimo sería lo correcto.
Emilia tenía un año menos que él y ambos era los mayores de los hermanos.
Pablo era como se llamaba el hermano de Nicolás. Y era este el primero que lo
sabría. Estaba dispuesto a contárselo para saber cuál era su opinión. Si este
lo aceptaba bien se atrevería a pedirles a sus tíos la mano de su prima.
Pero, ¿qué opinaba
Emilia de Nicolás? El se lo preguntaba
cientos de veces al día. Pensaría de él que es un chico atractivo. Fuerte.
Simpático. O quizás no se habría fijado en esas cualidades y no veía más que lo
evidente. Lo simplón y rasante que era. Porque Nicolás, cuándo tenía momento en
los que la debilidad le podía pensaba de él que era del montón. Demasiado
simplón y rasante. Tenía una estatura
media. Con el pelo rizado y encrespado. Más bien encrespado. La nariz era gorda
y achatada y la piel oscura. Sin embargo, Emilia tenía una piel clara como el
agua. Trasparente, pensaba Nicolás. Fina cómo las plumas de un cisne. Y sus ojos
eran de una belleza inefable. Estaba tremendamente enamorado de Emilia.
Su desdicha
continuaría en silencio. No se atrevería a romper la armonía que existía entre
las dos familias por un capricho. ¿Capricho? Pablo tenía que saberlo y opinar.
Su hermano era la primera barrera que romper. Y además una opinión importante. Nicolás
respetaba mucho las ideas de Pablo aunque este tuviera tan sólo quince años. Con
un miedo tremendo. Como si estuviera hablando con su padre habló con él.
No sabía por dónde
empezar. Lo primero que hizo fue decirle que tenía que contarle algo en lo que le
iba la vida y Pablo se asustó. Pensó que había tenido problemas con el juego o
con alguna mafia. Su temor era tremendo.
Se aterró bastante. Tuvo el corazón cogido en un puño hasta que su hermano habló.
La verdad es que cuando escuchó lo que Nicolás tenía que contarle pensó que una deuda de juego, si era pequeña, le
hubiera caído mejor. ¿Cómo puedes ver a una hermana como a una mujer? Fue lo
que le preguntó. Se dan muchos casos en los que los primos se casan y tienen
hijos. Hay infinidad de ejemplo de esto. No es tan grave. Lo único es que haré
daño a todos, ¿no? Entonces, ¿qué puedo hacer?
Le preguntó directamente al hermano. Habla con ellos, con nuestros padres. Y
sobre todo habla con Emilia.
Nicolás se armó de
valor y fue a casa de Emilia y la invitó a que se sentara en el jardín con él.
Primero le había dicho que tenía una cosa muy importante que contar. Ella dejo
claro que no era una mujer para las cosas transcendentes. Nicolás le dijo que
era la mujer ideal para esto y que la confianza que tenía en ella era ingente.
Emilia dudo de lo que le decía de manera tan sería Nicolás. Entonces hizo lo
que había venido a hacer. Confesó su amor a Emilia. Esta se quedo algo perturbada.
No esperaba la confesión. Era lo último que hubiera pensado en este mundo,
porque ella estaba destinada a Dios. Era la decisión que había tomado en
secreto y que tan solo conocían sus padres. Nicolás quiso morir. Lo llevaba
madurando desde hacía mucho tiempo y la decisión estaba tomada. Compartiría su
destino con el rezo y la plegaria. Y con más hermanas. Tu, para mi serás un
hermano al que le tendré un cariño especial pero mi vida está en la manos de
Dios. Por supuesto que era una decisión sobre la que no discutiría con él.
Había hecho bien en confiar en ella y haberle contado su secreto. Había hecho
bien ella y ser sincera con la proposición de Nicolás. Por lo menos sabía que
no competía con otro hombre sino que nada más y nada menos que contra Dios.
Nicolás volvió a casa
y se acostó en la cama. Pasó algunas horas pensado en Emilia y en su decisión.
Estaba impresionado. No le había notado nada en especial que hiciera presagiar
su futuro. No era sencillo aceptarlo. Quizás no lo aceptaría nunca. Ella era
especial para él. No tenía nada más que ofrecer en la vida que su amor a
Emilia. Pero se le ocurrió una cosa y llevaría su determinación hacia el extremo.
Haría carrera en el ejército. Así que hablo
con su padre. Espero la bendición de la madre y la comprensión de Pablo.
En esta breve historia de amor Dios y la
patria habían ganado.
lA PLUMA NEGRA
Conozco bien las historias de amores entre primos. Aparte de los aislados problemas de consanguinidad que se pueden presentar, son matrimonios felices, entregados ambos.
ResponderEliminarLa sorpresa -en el relato- se manifiesta cuando Emilia da 'calabazas' a Nicolás. Es entonces cuando se desencadena un precipitado final satisfactorio para los dos primos.
El uso de frases cortas da un dinamismo que hace, unido al tema, se lea con soltura.
En los pueblos existen cantidad de historias reales acerca de los enlaces matrimoniales entre primos. De ahí que, curiosamente, no puedas, a veces, hablar claro ya que ignoras quien puede ser tu interlocutor o interlocutora. Interesante relato con sorpresas que dan fruto a un desencadenado desasosiego. Felicidades maestro.
ResponderEliminarBonita historia de amor imposible, no por lo lazos de sangre sino por la vocación de ella, muy bien desarrollada y se lee con gusto. Felicidades a tu amigo, a ver cuando hay otra.un saludo
ResponderEliminarNo creo que el final sea tan satisfactorio, intuyo que sufrieron ambos. Bien es cierto que esa sorpresa final no me la esperaba. Estoy de acuerdo en el dinamismo que se produce con el uso de esas frases cortas, el mismo Pedro me ha dicho que forman parte de una técnica propia. Esperemos que se anime a volver cuando quiera por esta su casa. Un saludo a todos. José Luis.
ResponderEliminarPienso amigo, que ni Emilia ni Nicolás; podían tomar otra decisión, ya que no cuajaron el idilio, por falta de confianza en ellos mismos. Si el amor es certero, no hay patria ni Dios que lo cambien. Me gusto mucho. Saludos.
ResponderEliminargracias a todos los que habeis hecho un comentario a la historia de Nicolas. me dan ganas de seguir escribiendo. desde lo más sicero de mi corazon, gracias amigos pedro
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