El Cantaor largo siempre se ha
entendido que es aquel que toca más palos o la totalidad, cuestión inasequible
en el cante. Mayormente por los localismos. Lo contrario, los cantaores cortos, han existido siempre, pero por respeto nunca se les ha
señalado ni han sido referenciados por ello.
Lo mismo con cantaores que
dedicaron su carrera a cantar por Caracol o Camarón. Y a algunos les ha ido
muy bien, y grabaron mucho. De Camarón ha habido bastantes. Algunos siguen viviendo
de su estilo. Sobre Caracol, me viene al pensamiento el nazareno José Collantes
de Terán, un cantaor que, a pesar de de dominar los estilos soleareros alcalareños,
tuvo cierta repercusión por su parecido en la voz con Manuel Ortega Juárez.
Para el anecdotario, debutó en la Bienal a los 77 años. Murió en 2018. Tuvo incluso los seguidores que le proporcionó esa imitación de cantes caracoleros, y por lo que fue más conocido.
DE
SEVILLA, SEVILLANO
Antonio Pérez Guerrero nació en
Sevilla, en San Julián, pero su familia se trasladó cuando tenía nueve años a
Alcalá de Guadaira, donde aprendió de Joaquin el de la Paula y de El Curilla.
Pero destacó como gran fandanguero e hizo su estilo inconfundible. Escribía sus
propias letras y alegaba que su fandango se basaba en el apretón final, donde
hacía un gran esfuerzo, tanto de musicalidad como de pronunciación, ya que se resumía
en un solo tercio más de la mitad del fandango. He aquí la muestra.
EL
FANDANGO DE TRIANA
Algunos lo han calificado de esa
manera. Fandango trianero. Gordito. Yo hablé con su nieta en una ocasión y dejé
en este mismo blog esta entrada:
http://miflamencoymipoesia.blogspot.com/search?q=gordito
De su calificación, doctores tiene la ciencia. Pero es de
los fandangos que más me llegan al alma. Es un verdadero puñal, semejante a la
saeta antigua de un minuto. También los creaba Manuel. De verdadero lujo, la
siguiente:
Que es lo que me pasa a mí,
un loco me preguntó
que es lo que me pasa a mí,
el loco a mi me escuchó
y entonces le oí decir
tú estas más loco que yo.
Y como esa, 3.800 más, que debe
custodiar su familia. Una buena edición para los aficionados; ahí debe haber
mucha filosofía y mucha sabiduría escrita. Le vamos a escuchar cantar en el Morapio, donde seguro
escribió muchos fandangos, por ser este el lugar donde paraba. Nostalgia.
Así que el fandango corto, en realidad es, por lo escuchado, el de más dificultad de interpretación. Pero ya no nacen creadores como Manuel o Antonio. Y bueno, que yo sepa, profesionalmente al menos, aquí no sale nadie que se dedique a ello.O será que ya no existe ese público fandanguero de antes.
José Luis Tirado Fernández
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